Hace un mes tuvo la oportunidad, tras ganar el Concurso Solistas 2025 de la y la , de participar en la celebración de los 183 años de historia de la U. de Chile en la tradicional Gala de Aniversario.
El programa musical comenzó con el Concierto para piano y orquesta n.º 2 en fa menor, op. 21 de Frédéric Chopin, compuesto entre 1829 y 1830 y reconocido por su brillantez pianística y lirismo romántico, obra que fue interpretada por la orquesta junto a la joven pianista Bárbara Sanhueza Dejong.
“Fue de mis mayores alegrías de este año, no me lo podía creer porque nunca participé en ese concurso pensando en que me lo iba a ganar, fue simplemente por la música, por poder tocar, interpretar y pasarla bien, fue un gran desafío”, afirma.
Su mamá, Nadine, toca piano y acordeón. Es profesora de música. Su papá, Leonardo, toca trompeta, mientras que su hermano, Boris, toca el violonchelo. Una familia de músicos que desde pequeña le inculcaron el amor y la dedicación por los instrumentos y las melodías. “Mis papás me llevaron a conciertos desde que soy guagua prácticamente y a los cuatro empecé a tocar”, dice la joven, que recuerda que le tocó ver a varias orquestas en sus primeros años, lo que le permitió conocer muchos instrumentos, pero finalmente terminó escogiendo el piano.
Sus primeros pasos y reconocimientos
Su carrera se inició, formalmente, con su ingreso a la , bajo la tutela de la profesora Claudia Quintero, con quien continuó sus estudios de manera particular hasta diciembre de 2020.
En marzo de 2021, Bárbara dio un importante paso en su carrera e ingresó a la , donde ha sido su mentora. En marzo de 2024 ingresó a la , en la Casa de Bello, donde sigue estudiando con la misma profesora.
- ¿Por qué piano?
No recuerdo, pero hasta hoy puedo decir que estoy completamente enamorada del instrumento. Creo que es de los más versátiles y completos que pueden existir.
O sea, sí, tiene algunas limitaciones, pero encuentro que realmente es un instrumento que al final representa a todos los demás. Me gusta mucho.
- ¿Qué sientes cuando estás frente a un piano? ¿Qué emociones te evoca?
Depende de la instancia, pero situaciones como la del concierto de la Gala de Aniversario de la Universidad fue algo fuera de todo lo que uno siente todos los días. Realmente es muy particular la sensación; se puede sentir mucha alegría, cariño por la música porque —sobre todo cuando estamos tocando con tantas personas— es como la acumulación del amor de todos y todas por la música y eso se siente. Es muy fuerte esa energía y es muy bonito eso también.
- El día que tocaste en la Gran Sala Sinfónica, ¿qué sentiste?
Fue súper intenso, la verdad. En realidad, toda esa semana fue muy intensa. No había participado nunca en algo así.
- ¿Y por qué?
Porque es una sala muy grande. Eso igual es un punto positivo porque me tocó probar una acústica excelente, y no es algo que hago todos los días. El poder tocar en una sala de ese nivel fue bueno en ese sentido, pero igual significaba mucho estrés porque es importante.
En la previa significó una carga muy grande, pero ese día realmente fue solo disfrutar del momento y aprovechar esa oportunidad genial, porque tocar con músicos profesionales, con una orquesta profesional, sonaban todos tan bonito. Fue una experiencia muy linda.
- ¿Lo sentiste como un regalo a tu esfuerzo?
Sí, totalmente. Fue como que todo se alineó para que saliera lo más bonito que se podía.
- ¿Conocías la Gran Sala Sinfónica? ¿Habías ido?
Sí, había ido a los ensayos, a los que gracias a la Universidad podemos sumarnos. Me encanta. Es de lo mejor que hay, realmente incomparable con otras acústicas.
Talento familiar
Sin duda, crecer rodeada de músicos le permitió conectar muy pronto con su vocación, y eso ha hecho que todo a lo largo de sus 19 años se vaya dando de manera bastante fluida.
Ha ganado varios concursos y eso la llena de orgullo. Dos veces (2016 y 2018) ha sido merecedora de , importante reconocimiento en su área. También, en 2019 se adjudicó el premio a la mejor interpretación de la obra de , en un concurso en Brasil.
“A partir de los 13 empecé a viajar y ahí fui ganando concursos en Latinoamérica, también en España y en Francia. Después, la pandemia detuvo todo”, señala.
Recuerda con especial cariño el primer concurso ganado: “Es el que más me marcó. El primero que gané fue el de la , en 2016; tenía diez años, era una pollita. Fue una experiencia transformadora porque me incentivó a superar mis límites musicales en ese momento”, recalca.
Pese a su corta edad, cuenta con más de una decena de premios y reconocimientos. Los más recientes: primer lugar en el concurso internacional (2023); primer lugar en el (2025); y premio a la Mejor Interpretación de la Obra Común en el mismo certamen (2025).
- Todos estos reconocimientos, ¿te han ayudado a impulsar tu carrera?
Creo que más que el premio en sí es la experiencia de ir al concurso. Cuando fui a España, por ejemplo, había dos etapas, una semifinal y después la final, y mi único objetivo ahí fue poder pasar a esa segunda etapa para tocar todo mi repertorio.
Al final, el objetivo ni siquiera era ganar conocimiento, sino poder mostrar la música que había aprendido en otros lugares y conocer a otras personas, generar contactos y redes, que es lo más importante en ese tipo de instancias.
Bárbara, sin duda, persigue sus sueños. Actualmente tiene presentaciones agendadas en el . También se prepara para viajar a Holanda a fines de febrero, tras quedar clasificada en un concurso internacional. Es una de las 40 personas seleccionadas de todo el mundo y es la primera vez que participa en esta instancia.
No volverá a Chile porque se quedará en Europa hasta mediados de año, “por la beca que gané de hace algunos meses. Vino un profesor de Italia a seleccionar a cinco alumnos de países de Latinoamérica y quedamos dos chilenos: yo y un chico de contrabajo”, adelanta.
“Realmente no me veo haciendo otra cosa”
Varias horas al día puede pasar tocando piano, entre cuatro y seis horas, incluso a veces más, dependiendo del período y de las pruebas o presentaciones que tenga.
Cuenta con un piano en su casa, lo que le facilita sus prácticas. No ha sido un camino fácil el que ha recorrido esta talentosa joven. Ha tenido que compatibilizar la vida de cualquier adolescente, su etapa escolar, con sus estudios de instrumento y también su ingreso a la U. de Chile.
“Fue difícil, sobre todo los últimos años en tercero y cuarto medio, que fue cuando entré a la Universidad; ahí tenía que hacer las dos cosas al mismo tiempo y fue intenso. Lo recuerdo como los años más estresantes de toda mi vida”, afirma.
Y agrega: “Estamos hablando de 2022–2023, pero todo se trata de encontrar un equilibrio y ahora estoy muy feliz de haber tomado esa decisión de seguir con esto, porque no me imagino en otra carrera. Realmente no me veo haciendo otra cosa”.
- ¿Cómo recuerdas el ingreso a la 鶹?
Estuve diez años con una profesora de piano, de los cinco hasta los 15, y ahí entré a la U. de Chile. Justamente esa profesora, Claudia Quintero, estudió con mi profesora actual Svetlana Kotova. Finalmente, la institución es importante, pero lo más relevante fue la elección del profesor; necesitaba también formación teórica y eso fue lo que me entregó la U. de Chile.
- ¿Siempre quisiste estudiar música?
Me lo cuestioné en algún momento, si realmente quería hacerlo, porque sabía que sería un camino rudo, pero siempre tuve esa idea desde que empecé a tocar piano.
- ¿Cómo te ves en 20 años más?
No quiero pensar en eso (se ríe) porque me cansó de imaginarlo. Pero mi sueño es seguir haciendo música porque es lo que me mantiene en pie. Ojalá afuera o quizás volviendo a Chile, no sé, pero viajando sería bueno. Lo dejo para que la vida me sorprenda.
- Si pudieras darle un consejo a la Bárbara de 4 años, ¿qué le dirías?
Que confíe en el proceso porque es intenso y muy difícil, pero al final, concentrándose en cada día, esforzándose y poniendo atención en lo que está al frente, sin preocuparse de todo lo demás, se logra el objetivo. Finalmente, las cosas terminan pasando igual y mira cómo terminé tocando en el concierto de Aniversario de la U. de Chile, sin haberlo podido predecir. Hace un año no me hubiese imaginado que ocurriría así.