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Ana María Stuven, presidenta de Corporación Abriendo Puertas: “Estudiar en la U. de Chile fue una valiosa experiencia”

Entrevista a Ana María Stuven, presidenta de ONG Abriendo Puertas
La académica Ana María Stuven ha realizado clases en diferentes casas de estudio de educación superior, entre las que destacan la University of Pittsburgh (EE.UU.) y la Sorbonne Université (Francia).
En la presentación del libro "Salir del infierno: Historias de mujeres y cárcel" del pasado 6 de agosto, estuvieron presentes la rectora de la 鶹, Rosa Devés, y el rector de la Universidad Católica, Juan Carlos de la Llera.
La presidenta de la Corporación Abriendo Puertas detalla que actualmente las mujeres son alrededor del 8% de la población carcelaria total del país.

La periodista de la 鶹, licenciada en Historia de la Universidad Católica de Chile y doctora en Historia de la Stanford University (EE.UU.), Ana María Stuven, no planeaba dedicarse al tema de la reinserción carcelaria. Sin embargo, en el año 2000, desde su oficina como académica de la UC en el Campus San Joaquín se percató de la existencia del Centro Penitenciario Femenino de Santiago. Quiso saber más y se atrevió a tocar la puerta. "Como historiadora de mujeres, no podía ignorar ese espacio", confiesa.

El impacto con la realidad fue tal que creó la Corporación Abriendo Puertas, que hoy capacita y acompaña a reclusas para entregarles oportunidades y así evitar la reincidencia. “Lo logré con la ayuda de muchas personas voluntarias que me han ido asesorando sobre diferentes temas. Una de ellas, por ejemplo, fue Pilar Larroulet, exalumna mía y ahora una criminóloga destacada en EE.UU. que tiene trabajos muy pioneros sobre mujeres privadas de libertad”, detalla.

Su enfoque es claro: "El sistema penitenciario chileno mezcla custodia y reinserción, y eso falla. Gendarmería no puede ser juez y parte". Por eso promueve una ley que está en el Congreso que busca separar las funciones, manteniendo la custodia en manos del Estado, pero la reinserción como trabajo de organizaciones especializadas. "La mayoría de las mujeres en cárceles están por microtráfico o robos menores. Las bandas las usan porque pueden delinquir desde sus casas, sin dejar a sus hijos", explica.

El pasado 6 de agosto, en el Salón de Honor de la Casa Central de la Universidad Católica presentó su nuevo libro "Salir del infierno: Historias de mujeres y cárcel" (Editorial Ariel), coescrito con Verónica Undurraga e Ingrid Bachmann. La obra reúne testimonios de 33 exreclusas y revela un ciclo de vulnerabilidad: "Infancias rotas, deserción escolar, maternidad adolescente. La cárcel solo profundiza el daño", detalla Ana María.

El dato más crudo: gran parte reincide en los primeros 30 días tras salir, por falta de redes. "Por eso nuestro trabajo no termina cuando salen: las acompañamos para que no caigan otra vez. No es que estén destinadas a delinquir, pero cuando sumas todas las marcas de vulnerabilidad creas las condiciones para que terminen delinquiendo en un acto de desesperación", sentencia.

Stuven no idealiza el desafío. "Estas mujeres viven una fragilidad diaria: les cuesta mantener trabajos, pagar las multas asociadas a los delitos o recuperar a sus hijos. El sistema las revictimiza", asegura. Su crítica es frontal: "En la cárcel también hay contagio criminógeno, se rompen vínculos familiares y empeora su salud física y mental. Mientras más cárcel hay, más delincuencia se genera. Es un problema social que Chile sigue escondiendo".

Visibilizando el poder oculto

Tras su egreso de Periodismo, estudió Licenciatura en Historia en la Universidad Católica de Chile, para luego ingresar al doctorado en 1984 en Stanford University. Con el tiempo se volvió una pionera en la investigación del rol político de las mujeres en la historia de Chile.

Su tesis doctoral analizó cómo la élite del siglo XIX defendió el orden social católico versus el republicano, un tema que conectó con su experiencia en la 鶹 durante la Unidad Popular: "Vi cómo el miedo al cambio llevó a muchos sectores, no necesariamente de derecha, a apoyar el Golpe. Mi investigación en el siglo XIX me ayudó a entender ese apego al orden establecido", señala.

Sus libros, como "Historia de las mujeres en Chile" (2011, coescrito con Joaquín Fermandois), desafiaron la narrativa tradicional. “Me enseñaron que las mujeres no estábamos en la historia. Solo aparecíamos como reinas, santas o prostitutas. Pero descubrí que en el siglo XIX ejercían poder tras bambalinas: educaban a la elite y presionaban por derechos. Ese rol lo negó la historia oficial”, señala.

Su rigor la llevó a ser la primera experta designada para conformar en 2020 el Comité de Prevención de la Tortura, comandado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) al Estado de Chile, donde diseñó protocolos para cárceles y hospitales psiquiátricos. "Chile tiene uno de los índices de prisionización más altos del mundo: 61.000 personas hacinadas en espacios para 40.000. En la Penitenciaría, hay internos que duermen en patios porque no caben en las celdas", denuncia.

Periodismo en tiempos revolucionarios

Ana María Stuven entró a la en 1969, cuando se ubicaba en el Instituto Pedagógico. “Era un hervidero político. Para mí, que había salido de un colegio de élite, fue un choque con la realidad que me marcó para siempre", confiesa. “Me tocó un periodo muy especial de la historia del país, donde la Universidad jugó un rol relevante en debates políticos. Era un lugar especialmente sensible hacia los temas sociales que se discutían en esos años, y que no dejaban a nadie indiferente. Aprendí a conocer realidades que quizás no habría visto de otro modo”, añade.

Entre sus profesores más recordados está el destacado académico, escritor y crítico literario Alfonso Calderón. Tras recibirse, trabajó cubriendo lo que ocurría en el mundo en el entonces Canal 9 de la 鶹, junto a Patricio Bañados y Liliana Mann. No obstante, la crisis de los rehenes en Irán en 1979 -cuando el nuevo gobierno de los ayatolás se tomó la Embajada de EE.UU. en Teherán-, la hizo replantearse su carrera. "No soportaba la presión de informar sin todo el contexto necesario. En ese tiempo no había Internet. El teletipo llegaba a las 5 PM y a las 8 PM estábamos en pantalla. Por eso estudié Historia: necesitaba entender el porqué de las cosas", declara.

Hoy Ana María Stuven sigue investigando, pero ahora desde una trinchera social. Dejó la dirección del Programa de Historia de las Ideas Políticas de la Universidad Diego Portales para dedicarse a tiempo completo a la corporación que lidera. "Era el momento adecuado en mi trayectoria académica. Tuve que priorizar y la docencia exigía un espacio que ya no podía darle. Por otro lado, las mujeres en las cárceles no pueden seguir esperando", concluye con convicción.

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