Simón Guerrero es oriundo de Santiago, cursó la carrera de Bioquímica en la USACH y, posteriormente, realizó estudios de postgrado, obteniendo en 2013 el grado de doctor en Ciencias Farmacéuticas en la 鶹. Su tesis doctoral la desarrolló bajo la guía del profesor Marcelo Kogan en el Laboratorio de Nanobiotecnología. Más tarde, llevó a cabo un postdoctorado en el laboratorio del profesor Andrew Quest, en la Facultad de Medicina de la misma universidad.
Desde 2019 ha ejercido docencia universitaria en áreas como bioquímica, farmacología, fisiología y disciplinas afines, primero en la Universidad SEK y luego en la Universidad de Atacama, manteniendo una colaboración activa con el laboratorio del Prof. Kogan.
“Para mí es un verdadero honor integrarme a la 鶹, una institución con enorme prestigio nacional e internacional. Haber sido estudiante de esta Facultad hace que volver ahora como académico e investigador sea aún más significativo. Espero estar a la altura del cargo y poder contribuir con mi experiencia al desarrollo científico y a la formación de nuevas generaciones”, destaca.
Su incorporación busca fortalecer el área de Toxicología del Departamento de Química Farmacológica y Toxicológica.
“Espero aportar con nuevas herramientas de investigación, consolidar mi línea de trabajo dentro de la Facultad y participar activamente en el crecimiento académico y científico del Departamento”, complementa.
Su área de investigación se centra en la toxicología de nanomateriales con potencial uso farmacéutico.
“Busco desarrollar plataformas de estudio innovadoras, como modelos organ-on-a-chip, que permitan evaluar el impacto de materiales emergentes como micro y nanoplásticos, tanto en la salud humana como en el medio ambiente. A su vez, esta línea de trabajo me abre la posibilidad de generar colaboraciones con otros investigadores”, explica.
Vocación por la investigación y la docencia
El interés del profesor Guerrero por la investigación y la docencia tiene raíces familiares: su padre es académico en Química Inorgánica en la USACH y su madre fue profesora de colegio.
“La investigación siempre estuvo presente en mi vida, especialmente ligada a áreas como la nanotecnología, que descubrí por primera vez cuando estaba en el colegio, en 1996. Un día, un profesor del curso técnico manual nos mostró los avances en la materia y la famosa imagen litográfica del logo de IBM, realizada con un microscopio de efecto túnel. Me pareció alucinante”, recuerda.
Ingresó a Bioquímica con un interés inicial en la biotecnología, especialmente en biología molecular y vegetal.
“En esa época, encontré referencias a la nanotecnología principalmente en artículos científicos, ya que en Chile casi no existía investigación en nanotecnología con aplicaciones biológicas; la mayoría de los avances estaban en el campo de la Física. En 2006, en un Congreso de Estudiantes de Bioquímica, escuché una charla de un tesista que trabajaba con el profesor Kogan. Me interesé inmediatamente y lo contacté para integrarme a su grupo, iniciando así mi camino en la investigación”, relata.
Respecto a su vocación docente, agrega:
“Para mí, no hay nada más elevado académicamente que ser considerado profesor, incluso más que tener un grado académico. Llamar ‘profesor’ a alguien es un signo de respeto y admiración. Por eso, ser profesor es un honor y una gran responsabilidad. Es un desafío constante transmitir conocimiento, motivar a los estudiantes y formar profesionales que impacten positivamente desde la ciencia”.
En su trayectoria docente, destaca su paso por INACAP en 2019, donde dictó clases de Bioquímica y Química General para el área agropecuaria. Ese mismo año comenzó su labor en la Universidad SEK, donde impartió cátedras de Farmacología, Fisiología, Fisiopatología y Anatomía en las carreras de Nutrición y Obstetricia, hasta fines de 2022. En 2023, se integró a la Universidad de Atacama, donde dictó cursos de Farmacología, Bioquímica y Biología Celular y Molecular para las carreras de Enfermería, Nutrición y Medicina, hasta mediados de 2025.